Tuesday, March 19, 2013

Segunda Entronización

Cuando la intensidad culmine. Cuando los medios de comunicación terminen de estimular una audiencia proclive a la exaltación fugaz y pasajera, sólo quedará una posibilidad: el análisis del especialista, acerca de la asunción del nuevo Papa Francisco I.

Porque luego de que el ruido audiovisual se acalle, y los públicos desorientados entiendan que este nuevo Papa tiene enormes desafíos por delante, y que en su agenda de trabajo el tema del matrimonio igualitario y las Islas Malvinas están ubicados en un lugar muy lejano a la prioridad, tal vez cunda el desencanto y aquella parodia de la realidad que denominamos Opinión Pública se vuelva hacia el barato revisionismo de café que inunda nuestro ser nacional en ciertas ocasiones.

Por eso, en ese momento de desasociego de la comunicación, sólo nos quedará el análisis del especialista. Hay algo que hoy es muy claro: Francisco I sabe cual es su llamado, su misión en la Iglesia del Siglo XXI. Todo lo que hace, es porque sabe lo que hace. Cada movimiento está previsto, y en eso se denota su tradición Jesuita. La de comprementar fe con razón; el despliegue de una profunda inteligencia y conciencia del sucedáneo que experimentamos, y de la potencia amplificadora de los medios de comunicación social, dispuestos a distribuir todo lo que haga.

Por eso, entiende Francisco I, que él mismo es una metáfora. Cada palabra, cada acto, será un signo que va a ser leído en múltiples niveles, a escala global. Por eso sabe, que sus elecciones estudiadas se transforman en paliativos rápidos de los males endémicos que han afectado a la Iglesia Católica Apostólica Romana en las últimas décadas. Definitivamente, es un Papa que entiende los medios. Sus manifestaciones se traducen entonces a múltiples idiomas, y transmutan en cuestiones de fe y de esperanza.

Cuando el fuego audiovisual se acalle, y la devastación de lo cotidiano continúe horadando las mentes del hombre medio, el nuevo Pontífice deberá luchar sus batallas más privadas, en donde la burocracia y complejidad de un mundo integrado se consolidará en desafíos formidables a enfrentar, para lograr una verdadera transformación de la Iglesia. Será para Francisco I una segunda entronización. Mucho más íntima. Mucho más compleja.

Pero Francisco I es un Papa Jesuita. Sabe lo que sabe y cual es el camino que le depara. Entiende que si viaja con cuidado, tiene diez años prolíficos que pueden hacer mucho bien a la Iglesia Católica. Es el lider espiritual de 1000 millones de almas. Y comprendemos y entendemos que está más que listo para el desafío. Francisco I, latinoamericano, jesuita, argentino, es una brillante luz de esperanza en un mundo poco acostumbrado a las buenas noticias.